HISTORIA

La nueva catedral de Avellaneda 

La construcción de la nueva catedral comenzó en 1979, cuando era obispo de Avellaneda mons. Antonio Quarracino y obispo auxiliar mons. Rubén Héctor Di Monte. Las obras, por distintos motivos, se prolongaron hasta 1984. Durante ese período, la capilla de las Hermanas de María Auxiliadora, en la calle Alsina casi Av. Belgrano, funcionó como catedral provisoria. 
Finalmente, el 1º de mayo de ese año, festividad de san José Obrero fue bendecida la nueva catedral de Avellaneda en un masivo acto que congregó autoridades nacionales, provinciales y municipales, a las fuerzas vivas de la ciudad y a una masiva concurrencia de fieles. 
 En esta oportunidad, a diferencia de lo que había sucedido con el primer templo, los materiales fueron elegidos para mantenerse en el tiempo: cemento, ladrillo, granito Sierra Chica, mármol de Carrara, carpintería metálica de acero inoxidable, puertas, bancos y cielorraso de viraró paraguayo, lajas de San Luis, pino de Brasil y cobre en el techo. 
La confección de las obras de arte que ornamentan la Catedral fue adjudicada por concurso internacional, al que se presentaron destacados artistas de Argentina, Perú e Italia. El Cristo central, lo mismo que la imagen de Nuestra Señora de la Asunción, fueron realizados por Ernesto Murillo y Diego Curuchet, mientras que la representación de Nuestra Señora de Luján fue especialmente hecha por el orfebre Juan Carlos Pallarols. El bordado de su manto es obra de las Hermanas Benedictinas de Santa Escolástica de Victoria, quienes también hicieron el frente del sagrario. 
En la Capilla del Santísimo Sacramento hay una talla de la Resurrección realizada por el escultor Ricardo E. Longhini; en el espacio interior debajo de esa talla se encuentran las cenizas de dos párrocos de esta Parroquia: el Pbro. Enrique Levantini (fallecido en 1907) y Mons. Bartolomé Ayrolo (fallecido en 1943). En la misma capilla se encuentra una imagen del Sagrado Corazón tallada en madera por el escultor Omar Estela. 
En la parte trasera del templo existen seis tumbas, en las que se encuentran sepultados: el primer obispo de Avellaneda, Mons. Emilio Antonio di Pasquo (fallecido en 1961), y Mons. Francisco Tumini (fallecido en 1988, durante muchos años párroco de la Asunción). 
En los nichos del altar se encuentran imágenes talladas en madera de San José, San Pedro, San Pablo y Santa Teresa de Jesús, co-patrona de la diócesis. Los vitrales, bendecidos el 20 de diciembre de 2000, según idea de Guillermo Buitrago y ejecución de Antonio J Estruch, representan seis de los siete sacramentos y la coronación de la Virgen en el Cielo, en tanto que la fuente bautismal –uno de los pocos elementos que se conservan del antiguo templo- expresa el primero de los sacramentos. 
En la medianera sur han sido restaurados seis arcos de la antigua Catedral; los tres primeros recubiertos de ladrillos rojos y los tres últimos con mayólicas que representan el pasado y el presente de Avellaneda.

                       frente de la catedral                                     altar principal                                              frente actual pintado de blanco